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Mostrando entradas de 2014

Odiar la Navidad es muy mainstream

¿Cuántas personas has escuchado que aborrecen la Navidad y que desearían estar muertos antes que vivir otras decembrinas más? Seguro que tú mismo que estás perdiendo el tiempo leyendo esto lo dices cada año. La realidad es que ya no está en onda no gustarte la Navidad, y si no lo crees aquí te enlisto una de mis típicas listas que te dicen el porqué está totalmente out decir que la odias: 1. Las pedas: siempre hay una por ahí, que la posada, el cumpleaños, la boda, ¡¿POR QUÉ MUCHOS SE QUIEREN CASAR EN DICIEMBRE? 2. Ver a gente que no ves en mucho tiempo: sí… hay gente que te caga, pero también hay mucha a la que te da gusto ver. 3. Comida: miles de platillos especiales para comer y comer, eso es felicidad. 4 . Regalos: siempre existe la posibilidad de recibir un regalito en diciembre. 5. La última, pero no menos importante. LAS COSAS NOÑAS , pero bonitas: luces, adornos, abrazos, ¿neta no te late cómo se ve la ciudad iluminada? Al chile no hay excusa para odiar...

La muerte no muerde, qué suerte

“La muerte le dijo que cuando terminara de tejer su chal moriría. Así que tejía de día y destejía de noche, queriendo engañar a la huesuda hasta que un día estaba tan cansada de trabajar día y noche que decidió por fin terminar el chal. Fue entonces que se dejó a su suerte”. Ya nos había avisado meses atrás: “miren mis ojos, anuncian mi muerte”. Supongo que siempre cae de sorpresa aunque todos sepamos que vamos tejiendo nuestros días hasta llegar a la muerte. Un día le cayó el chahuixtle a mi padre, ese día supe lo que tenían las flores del campo santo: lloraban aún cuando no las moviera el viento. Pareciera que me fui al más allá con él, era de esos muertos que no hacen ruido y que por ende, resulta más grande su penar. Hasta que un día me golpearon sin compasión un titipuchal de recuerdos que me hicieron volver. Desde entonces las patas de gallo están más vivas que nunca. Quizá es la fecha venidera, pero anoche soñé con ustedes, soñaba que los miraba. Me dio el ya típico...

El mexicano no se duerme, ¡se apendeja!

A veces es bueno dormir un rato y dejar que te lleve la corriente, pero hay otras en las que es mejor despertar y nadar. Con esa frase voy a iniciar mi libro de autoayuda, próximamente regalado en las librerías de Donceles. El mexicano no insulta, ¡alburea! Por eso saca el pepino y golpéalo contra la mesa para exigir respeto siempre que puedas. Si nuestra ciudad es chinampa en un lago escondido, es por eso que Tláloc se hace presente en septiembre, para ahogarnos en sus ríos. Y con esta línea viene la primer trivia: ¿En cuántas notas me he venido quejando de la lluvia este año? El mexicano no se equivoca , ¡la caga!  Para ya no romper la tradición de un listado dentro de las notas hasta la próxima en día de muertos, aquí les dejo una para hacer su cena de Grito: 1. Se muele el cacahuate. 2. Se muele la sal. 3. Se muele el pan. 4. Se muele la almendra seca. 5. Se muele el chile, también la sal. 6. Se muele ese chocolate. 7. Se muele la ...

Mánchate cual jirafa, vida

A poco más de 4 meses de que se acabe el año y tú aquí, perdiendo el tiempo leyendo esto en vez de irte a vivir la vida, o sea. La cosa es así: te quedan 4 meses para cumplir esos própositos de año nuevo, y cómo no hace mucho me nombraron como “un chavo de listas”, o sea, que redacta en puntos pues aquí les van estos: 1. ¿Ya te pusiste mamado? 2. ¿Ya la/o enamoraste? 3. ¿Ya viajaste? 4. ¿Ya trabajaste? 5. ¿Ya besaste a más de mil sapos? 6. ¿Ya te subiste a esa Montaña rusa, te tiraste del paraídas, corriste al aeropuerto para impedir que se suba a ese avión? Así podría seguir la lista y seguro llegaríamos a 100 o más. Hay cosas con las que la vida simplemente se mancha, si al menos fuéramos como una majestuosa jirafa para ir por ahí presumiéndolas en vez de avergozarnos. Al final creo que de eso se trata la vida de mancharse de malas y buenas experiencias. Y bueno, aquí les dejo la receta para mancharse como jirafa : compra crema de cacao, chocolate o co...

Cómo hacer que deje de romantizar la lluvia

Es bien sabido que tras la calurosa primavera muchos esperan con ansias el verano lluvioso mexicano. Lo esperan desesperadamente aún a sabiendas de que el calor no volverá más hasta el próximo año. Y porque habemos de cursis a cursis ahí les va una tormenta de actos (cuatro) para convencer a los no convencidos (amigos, novio/a, amante, perro y quéver) de que la lluvia no es ni chida, ni romántica: 1. Llega tarde.  Cuando vayas a ver a tu quéver o amigos llega tarde y ruega que te esperen. Culpa a la lluvia de tu tardanza. Igual y de todas formas llegarás tarde sin tener que hacer gran esfuerzo.   2. Besa bajo la lluvia.  Un largo y apasionado beso debajo de la lluvia seguro lo apaga todo. Si te dicen que se vayan al techito di  ¡NO!  Y cuéntaselo a quién más confianza le tengas. 3. Haz una quedada para andar en bici.  Es chido tener una cita en bici, pero si lo haces en época de lluvias resulta un desastre, porque al chile a nadie le gusta ...

Escámpamesta, primavera

Pasó ligera, y nos trajo el agua hasta ahogarnos en la miseria, ¿o soy un loco exagerado? Aquí van 5 cosas que odio cuando se termina la primavera: 1. No poder usar mis chanclas: admitámoslo, la vida es más bonita en un par de sandalias, y esperar todo un año para volverlas a usar en la ciudad me entristece. Y debería de entristecerte a ti también. 2.  Que todo mundo se tapará la piel: todos andaremos abrigados sin mostrar un rasgo de nuestra pálida piel de oficina y eso me entristece. Y debería de entristecerte a ti también. 3. Caos vial: desde que llegué a la ciudad siempre lo he dicho, la cosa se vuelve un caos, el tráfico se triplica, el metro se alenta y la soledad se manifiesta con su toque de dramatismo, ¿a poco no les entristece eso? 4. Arruina planes: de por sí casi no tengo vida social, perdón. Corrijo:  casi no tenemos vida social  y justo cuando tienes acá un plan chido ya tú sabe, llega la lluvia y ya no te dan ganas de salir o te retrasa al ...

Maldito tiempo, digo bendito

Pasó el tiempo y me volteó a ver. Su mirada me penetró la piel y la convirtió en pellejo. Es de esas veces en las que crees que no te pela y de repente pasa y te echa la mirada que se te trepa sin más y ya no te suelta. Se siente bonito que alguien quiera estar trepado en ti, porque no estamos solos, estamos con el tiempo. Y con los aliens, obvio. No estamos envejeciendo, nos estamos volviendo clásicos, dije una vez. Como la vez en que se detuvieron y nos dijeron que si queríamos tener relaciones sexuales con el conductor y su esposa y nosotros tranquilamente respondimos: no, gracias. Gracias, fueron las que nos dieron cuando quizá nos tuvo que haber dado miedo. Pero el miedo no debe ser más grande que el tiempo, porque como canta una: quién te dice que la vida te dará el tiempo necesario. Nada tiene que ver una vez con otra, pero sí, porque la vida son veces. Qué chistoso es el tiempo, parece que fue ayer que en el Karaoke nos abandonaron el micrófono y de repente empezó ...

Se cuela cual polen en las narices

Te vas a dormir y te das cuenta de que despiertas en la primavera. Llega la noche y es la primavera. Llega el medio día y es el burro. Parpadeas y en un segundo se transforma en el sopor de la madurez. Esa que conlleva una cantidad de responsabilidades que poco a poco van arrugando al pellejo y alejándolo de la primavera. “Se ve que ya es primavera porque todo mundo anda enseñando piel”, me dijo una noche de primavera mientras sandaléabamos por el zócalo. Fue entonces cuando nació la siguiente lista de cosas que amo-odio de la primavera. 1. La ropa tropical, veraniega y por ende primaveral:  conozco mucha gente que me dice que no le gusta por informal, pero la vida, aunque suene a cliché, es muy corta para andar formal. 2. Las chanclas:  sí, vienen en un apartado especial porque desde años (que parece un “siempre”) he andado de chancludo por la vida, los que me conocen bien y medio bien lo saben. Si me has visto en un par de chanclas alguna vez puedes decir que ha...

A cada quién su Carnaval

Aún recuerdo con mucha risa cuando una amiga me contó de aquella vez que fue al Carnaval de Tepoztlán con su novio y sintió de repente una resbalosa mano que recorría todo su cuerpo, ella siguió bailando, pensando que era su novio, no tardó en llegar la sorpresa al ver el peluche característico de los Chinelos de Morelos manoseándola. No faltó el grito lleno de groserías, cachetadas y golpes que las mujeres suelen hacer en esos casos. “Siempre es lo mismo en el Carnaval de Tepoz”, me decía un amigo, pero la neta es que a cada quién le toca su Carnaval, como aquella vez que se armó una batalla campal en el paradero de buses de regreso a Cuernavaca y que presenciamos en aquel coliseo. Nos tocó proveer de armas como tubos y palos a luchadores, e incluso cargar camisetas mojadas de sudor y sangre; lo que sea para que aquellos gladiadores se alejaran un poco. No fue así al año siguiente cuando al seguir a una comparsa de Chinelos por el pueblo nos tocó una ola de mar de ge...