A tu lado

Todos le tememos a la muerte, algunos más, otros menos, pero creo que a todos en algún momento nos pasa. A mi me pasó. Fue un día en mi adolescencia viendo la película de 7 años en el Tibet.

En la película Brad Pitt muere ante un oso y es entonces que el narrador dice: "Fue una buena muerte". En ese momento me cayó el "20" de que yo moriría también, no es que no lo supiera, pero uno no piensa en esas cosas (tanto). Y menos en los años de juventud. Sentí miedo, una ligera ansiedad y nerviosismo, pensé en eso durante días, tenía esa sensación de que es algo que vendrá y no podré controlar.

Tiempo después murió mi padre, mi primer muerte cercana. Pasaron muchas mini eras y otras muertes llegaron. Y como antecesoras la agonía. Como la de mi tío. Que estuvo en sus últimas semanas de vida entre el hospital y la casa de su hermana.

He llegado a pensar que a veces es como una última propina a la vida. Esa agonía es como un canal que está conectando a los dos mundos. Es el fin de un show en donde se da esa propina. Es como cuando alguien pide una cooperación para alguien que recién falleció, para el ataúd, las misas, las flores, el padre y todo lo que necesite. Es la ofrenda al tiempo que se nos dio en esta vida.

Fue en esos días de agonía que mi tío decía ver a una muchacha en el cuarto que en ese entonces ocupada. Pedía que lo pusieran en un lado específico de la cama porque ella estaba sentada en el lado contrario. También que por ahí andaba en el departamento de mi tía deambulando.

Pero pues deambulando andamos todos, ya sea en este o en el otro mundo. Existiendo y entendiendo lo que es vivir y morir. Y recordando a los nuestros con las maravillosas ofrendas con las bebidas y comidas favoritas de aquellos que se fueron.

En una de esas noches mi mamá estaba visitando a mis tíos. Ella y todos en la familia sospechábamos que el momento de decir adiós estaba cerca. Yo, llegué mucho más tarde, entré a la recámara donde dormiría con mi mamá. Cuando me iba a acostar mi mamá me dijo entre sueños: "¡Cuidado, ahí está la muchacha!". "¿Qué muchacha?", le respondí y ella simplemente continuó durmiendo.

A la mañana siguiente cuando les conté a todos lo que había pasado me contaron que mi tío la veía, todos quedamos sorprendidos. Me dijeron que llevaba días mirándola y que hasta hablaba con ella.

Al poco tiempo mi tío murió, y siempre decían que la muchacha seguía rondando el departamento de mi tía, pues una de las chihuahuas que tiene, varias veces se quedaba mirando al cuarto o a la cocina fijamente, como mirando a alguien, solo algunas veces le ladraba, más bien solo la miraba.

Todos estábamos sorprendidos. Justo como lo debes estar tú ahora teniendo a la chica a un lado.