El llorón
Un día llegó la muerte y se le trepó sin más a papá. Así también con muchos más antes. Todos en tiempos idos, como ellos mismos.
Fue entonces que me convertí en el llorón. Era joven, no como ahora. Era apagado, sin luz, sin muchas ganas de vivir. Era una era que duró un tiempo y después evolucionó en una contrariedad: fui encendido. Por esos clichés de querer gastarse la vida, de no perder el tiempo y de disfrutar las cosas buenas que tiene la misma. Fue entonces que supe que para estar encendido primero debes de estar apagado.
Algo que deben de saber es que algo permaneció: lo llorón. Con el paso de los años pasan dos cosas. La primera es que el tiempo avanza más rápido, no es cosa mía, es cosa que dijo Newton alguna vez. La segunda es la melancolía. Supongo que cuando se está más cerca de la muerte te entra la nostalgia hasta por donde no: con una canción, una película, una escena que ves en la calle. Es el cúmulo de recuerdos que te sacan una lagrimita, aún con todas esas ganas de exprimir la vida de a poquito que emergen de por ahí, de los ojos. Envejecer es igual a ser llorón, pues.
Así es la muerte, viene echando rasero, como dice aquella canción: se lleva al joven, también al viejo, la muerte viene echando parejo, no se les escapa ni un pasajero. Y cuando lo tienta a uno pa’ ver si está bueno y se lo lleva apaga por un tiempo a los que están alrededor.
Por ahí dicen que pena un santito, ‘bajito yo oigo que dice: camínale despacito’, pero yo más bien nos veo penando a todos rápidamente en el caos que es vivir, andamos a prisa todos yendo al mismo lugar: el más allá.
Una voz del pasado, como la noche triste, me recuerda de vez en vez que los ojos esconden siglos, y que también nos recuerda que hay que exprimir la vida y aprovecharla al máximo.
Por eso, aunque sea un vil cliché, hay que aprovechar el tiempo al máximo y disfrutar a esa, tu calaca consentida. La tuya, la mía, la de los que se fueron y la de los que siguen.
Lo que es cierto es que la muerte no nos roba a los seres amados, nos los guarda. Y un día tú, que estás leyendo esto vas a ser guardado también.
P.D. Tengo una duda. Qué prefieres cuando que suceda el día de tu muerte: que la gente llore al recordarte o que sonría al recordar los momentos idos vividos contigo.
En lo personal yo los quiero sonrientes y llorones a la vez.
Eres re-lloron, me consta.
ResponderEliminarHagamos un concurso y veamos quien llora más. 😜
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