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Mostrando entradas de octubre, 2015

El llorón

Un día llegó la muerte y se le trepó sin más a papá. Así también con muchos más antes. Todos en tiempos idos, como ellos mismos. Fue entonces que me convertí en el llorón. Era joven, no como ahora. Era apagado, sin luz, sin muchas ganas de vivir. Era una era que duró un tiempo y después evolucionó en una contrariedad: fui encendido. Por esos clichés de querer gastarse la vida, de no perder el tiempo y de disfrutar las cosas buenas que tiene la misma. Fue entonces que supe que para estar encendido primero debes de estar apagado. Algo que deben de saber es que algo permaneció: lo llorón. Con el paso de los años pasan dos cosas. La primera es que el tiempo avanza más rápido, no es cosa mía, es cosa que dijo Newton alguna vez. La segunda es la melancolía. Supongo que cuando se está más cerca de la muerte te entra la nostalgia hasta por donde no: con una canción, una película, una escena que ves en la calle. Es el cúmulo de recuerdos que te sacan una lagrimita, aún con todas esa...