8 razones por las que amo la Navidad sin importarme lo cursi que pueda llegar a ser
1. Las luces: ¿sabían que en Cuba no hay decoración navideña con luces y que cuando un cubano viene a México se enamora de ellas? Entonces… ¿por qué habrían de pasar desapercibidas para mi? El error común del ser humano es dejar de sorprenderse. 2. La publicidad: el marketing que nos inunda por doquier me ayuda a contagiarme del famoso y odiado espíritu, no hay que verlo como venta, sino como magia. Recuerdo que cuando era pequeño, solía cantar con mis primos en la azotea de la abuela una canción de un comercial de Coca-Cola. Sí, así de ridículos éramos y yo, pues lo sigo siendo. La rola iba así (léase cantando): llega la alegría, llega la alegría, es fin de año, ¡Navidad! Ya llegó, Coca-Cola, siempre contigo, fa, la, la, la, la, la. La, la, la. Siempre Coca-Cola, siempre contigo. Espero que sí lo hayan leído cantando. 3. El árbol: tanto me gusta el árbol en las casas y las calles, que hasta lo dejaría todo ...