El ying de Chan

Cuando Lilibeth colocó una serie de canciones a la playlist que yo había nombrado con el emoji de calavera en conmemoración del día de muertos me sorprendí. Eran canciones que no necesariamente hablaban de muerte, eran canciones que más bien hablaban de vida. Eran rolas de banda o "chilenas", como le llaman a ese tipo de música originario de la costa de Guerrero y Oaxaca. Cuando le pregunté porqué había puesto esas canciones me dijo que eran las que su abuela solía poner en el día de muertos cerca del altar. En ese momento me llegó un recuerdo del funeral de mi abuela en Acapulco. Mi madre había estado entera, organizando todo, saludando a la gente, viendo si había suficiente café, suficiente pan, suficientes sillas, suficiente todo. Fue en ese momento cuando llegó la banda y comenzó a tocar canciones "chilenas". Para mí no era una música adecuada para un funeral. Era ruidosa y rompió con el silencio que se supone debe de haber en una situación como esa. Fue una sor...

  El otro día vi en televisión a una niña cantar "Cucurrucucú paloma" en un concurso, la juez dijo algo que es muy cierto: "que bonito que cantes esto, es importante inculcar a las nuevas generaciones la música vernácula mexicana, que es muy bonita". Eso me hizo pensar si está en peligro de extinción, espero que no. Ojalá esté en seguro de extensión, aunque tampoco lo creo. Yo me considero muy diverso en la música que escucho, si no vayan y vean mi playlist de "Mexicanísimo", que aunque me ha hecho target de burla de muchos amigos ´hipsteres' a mi me gusta, me encanta. Una vez una amiga, hipster por supuesto me dijo a manera de burla: "Ya sigo tu playlist de Mexicanísimo" con una gran carcajada. Lo que no me ha terminado de embonar es la banda, o conocido como "Regional mexicano". Quizá es porque ese género hoy escribe otra historia. Últimamente he escuchado mucho a Lola Beltrán, Lucha Villa, José Alfredo, y a otros más chavos como ...

Una vez mandé un mail contando una anécdota de una noche de mis años de juventud. Hablaba sobre una noche de karaoke con unos amigos en la ciudad donde crecí. El mail tenía dos misiones: la primera era hacer sentir la gran pérdida que fue no haber estado en esa divertida noche que tuvimos aquella vez. La segunda fue la de guardar para la posteridad aquel recuerdo en el mundo digital, cosa que colaboró a la elaboración de este blog. "Canté fenomenal", le escribí. "Y eso que era mi primer cantabar". Reía mucho al escribirlo en aquel famoso ciber café del zócalo llamado "Ciber Gasso". El clímax del correo llegaba cuando le conté el momento en el que comenzó a sonar una pista de una famosa cumbia que todos conocemos: "Rápido, Kikis, vamos a bailar", me dijo Dalia. Me paré, y comencé a bailar de vueltecita, como yo sé hacerlo, cuando de pronto sonó una voz pésima que coreaba: "Si en una rosa estás tú, en cada respirar estás tú, ¿cómo te voy a olv...

Yo era de los que creía que el Covid-19 no iba a durar más de un mes. ¿Se acuerda de AH1N1? Yo era de los que creía que la vida y el mundo como lo conocíamos no iba a cambiar, mírame de nómada un año y medio ya. Yo era de los que siempre decía que quería vivir en un lugar de mar. Ya lo vivo, ya lo viví. Yo era de los que casi no comía carne roja, ya no puedo vivir sin tacos de pastor y de bisteck. Yo era de los que tenía energía para hacer las mil y una turisteadas. Las flores de mayo han cedido a las patas de gallo. Yo era el sol, y ahora me doy cuenta de que ya soy estrella fugaz.

"Tendrás mucho dinero", me dijo Paola cuando le dije que quería salir de fiesta en nuestros años de juventud. Recordé eso recién hace un par de días cuando pagué un cover de $50 pesos y una cerveza de $40 en alguno de esos bares de la playa, estando desempleado y con las ilusiones a medias. Después me pregunté: "¿tendré mucho dinero? O... ¿está mi corazón y mi cartera en cuarentena nada estricta? Río, pero también siento que se rien de mi, igual todos somos un meme de Carrie Bradshaw, o por lo menos de grumpy cat, según mejor convenga.

Así iba a empezar la nota, con ese título, pero pensé después que podría atrapar más allá arriba, y aquí los tengo, todos para mi. Los que me conocen aunque sea poquito saben que es una pregunta que yo hago a menudo a personas random y no tanto. Me gusta ver su expresión al hacerles la pregunta: de sorpresa, de risa, de extrañeza, de alegría, de tristeza. Se sacan de onda, pues.  ¿Pero por qué se sacan de onda? Según yo deberían de estar, de alguna manera "contentos" de que se los pregunten. Pero no, es raro, como todos, ¿no? Le decía a alguien el otro día que esa debería ser de las principales preguntas que haces a tus amigos y personas cercanas justo después de preguntarle sobre una de sus mejores amigas lo siguiente: ¿Cómo está? ¿Es feliz? "Yo que voy a saber", me respondió. ¿No deberíamos saber si nuestros amigos son felices? ¿Algún psicólogo leyendo esto que colabore con un extenso comentario?  Para cerrar, ¿sabes si tus amigos son felices? Y tú, ¿lo eres? ...