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Mostrando entradas de octubre, 2014

La muerte no muerde, qué suerte

“La muerte le dijo que cuando terminara de tejer su chal moriría. Así que tejía de día y destejía de noche, queriendo engañar a la huesuda hasta que un día estaba tan cansada de trabajar día y noche que decidió por fin terminar el chal. Fue entonces que se dejó a su suerte”. Ya nos había avisado meses atrás: “miren mis ojos, anuncian mi muerte”. Supongo que siempre cae de sorpresa aunque todos sepamos que vamos tejiendo nuestros días hasta llegar a la muerte. Un día le cayó el chahuixtle a mi padre, ese día supe lo que tenían las flores del campo santo: lloraban aún cuando no las moviera el viento. Pareciera que me fui al más allá con él, era de esos muertos que no hacen ruido y que por ende, resulta más grande su penar. Hasta que un día me golpearon sin compasión un titipuchal de recuerdos que me hicieron volver. Desde entonces las patas de gallo están más vivas que nunca. Quizá es la fecha venidera, pero anoche soñé con ustedes, soñaba que los miraba. Me dio el ya típico...